Es ese momento en el que nos damos cuenta de que las cosas pasaron su límite y todo puede dejar de sorprendernos, en el que cosas que eran nuevas hace dos estaciones ahora son totalmente pasadas y comunes y no llaman para nada la atención.
Son cosas que nadie pensaría jamás que podrían pasar, pero ya pasaron y que más se puede esperar.
No me voy a cansar de decir que no está mal y que de sentirnos orgullosos de eso lo estamos, y en cada segundo y en cada piso y habitación ahora se oculta una historia que será jamás contada, o tal vez si pero con más de una sorprendida expresión y frases repetidas, y cosas que realmente nunca se sabrán pero se conversarán con códigos que ni tú ni yo entenderemos jamás. Y el sonido infantil entra por acá y no sale por alla, se manifiesta en el movimiento con frecuencia interrumpida por la extraña manera en la que ahora se ven los rostros de cada uno de nosotros. Es lo máximo, eso ni se piensa, y ahora solo queda esperar algo mucho mejor que seguramente ocurrirá pero nadie sabe cuando, como ni donde.

1 comentario:

N dijo...

que...no sé... que profundo eso. Me gusto.